Habiendo crecido en el Sur de España, tan cerca y tan lejos a la vez del continente olvidado, siempre tuve un especial afecto por África. Desde muy pequeña sentía simpatía por su gente e interés hacia su cultura y castigada historia, escuchaba música africana y, en general, estaba muy conectada con ese continente tan grande como complejo. Sin embargo, no solía encontrarme con mucha gente con la que compartir este interés. La gente de mi entorno soñaba con París, Nueva York o lugares del estilo, pero muy pocos eran los que lo hacían con ciudades africanas alejadas del primer mundo y sus comodidades.
No fue hasta que viví en Berlín cuando encontré a mi alma gemela en cuanto a africanismo se refiere. Allí tuve la suerte de compartir piso con Kappi, una gran amiga que se dedicaba al mundo de la Cooperación y el Comercio Justo y que me introdujo al Berlín más africano. En nuestra casa, a la que llamábamos Afrika Haus, siempre sonaba Habib Koite o algún otro maliense de fondo. Kappi, que nació en Estados Unidos, vivía a caballo entre Berlin y Dakar y, durante los años que vivimos juntas, no dejó de venderme su país del alma.
A mi no me faltaban ganas de ir pero, por aquel entonces, vivía de becas y minijobs que casi no me daban ni para comer, así que no podía permitirme el viaje y me tenía que conformar con escuchar sus historias. Eso sí, sabía que algún día conocería Senegal a través de los ojos de mi amiga y, efectivamente, en 2013 pude ahorrar para irme 3 semanas de vacaciones a visitar a Kappi a su tierra soñada. Entonces todavía no tenía un blog, ni escribía demasiado, pero éste es uno de esos viajes que se clavan en los memoria y hoy, mirando algunas fotos de Senegal, mis recuerdos han vuelto a estar vivos. Por eso, voy a escribir una pequeña guía sobre Senegal, uno de esos viajes que marcaron un antes y un después en mi vida, con la esperanza de revivir esos recuerdos y despertar quizás también tu interés por África, esa gran desconocida que estoy segura que te encantaría.
Senegal, una introducción
Aunque es uno de los países más estables de África Occidental, Senegal no es para nada aburrido. Su capital, Dakar, es una introducción vertiginosa al país. Allí la elegancia se mezcla con el caos, el ruido, los mercados y una noche vibrante en la que sus locales se llenan de música y jóvenes que contonean sensualmente las caderas, mientras que en la calle se escuchan los cantos de los devotos musulmanes. ¿Una contradicción? No en Senegal, un país formado por un mosaico de paradojas donde la realidad desafía la razón.
Senegal es un destino perfecto para una primera toma de contacto con el continente africano. Algunos lo llaman el “África suave” por ser una zona con un clima no tan extremo, gente hospitalaria e infraestructuras “aceptables”. Mucho menos turístico y quizás no tan bonito como Tanzania o Kenia, Senegal no es un país para ver, sino para sentir.
Datos prácticos:
- Idiomas: frances y wolof.
- Religión: mayoría musulmana (sin embargo, da la sensación de que tienen una versión mucho más abierta del Islam en la que la mujer tiene un papel más activo).
- Moneda: franco CFA 1 € = 656 cefas aproximadamente. Las tarjetas de crédito funcionan en algunos cajeros de la capital.
- Tiempo: seco al norte y húmedo al sur. De julio a septiembre es temporada de lluvias. La temporada alta es de Diciembre a Mayo, cuando la temperatura es templada y agradable. Las temperaturas son muy altas en verano.
Pero, ¿es seguro viajar a Senegal?
Antes de mi viaje tuve que escuchar muchos comentarios de gente que nunca había estado en Senegal pero que se sentía lo suficientemente informada como para opinar. Me refiero a comentarios del tipo “¿Por qué Senegal?“ o “es uno de los países más peligrosos del mundo“. Lamentablemente, Senegal sigue teniendo ese estigma de inseguridad y pobreza de otros países del África subsahariana. Sin embargo, Senegal no es peligroso. En las tres semanas que pasé allí, no tuve ningún tipo de percance, ni me me sentí amenaza (y eso que pasé bastante tiempo sola mientras mi amiga trabajaba). Obviamente hay que usar el sentido común, pero el mismo que usarías en ciudades como Barcelona o Londres: no traigas nada de valor que te dolería perder, no lleves mucho dinero en efectivo encima, no vayas solo de noche a barrios de los suburbios, etc.
Qué llevar
- Salud e higiene:
La única vacuna obligatoria es la de la fiebre amarilla. También es recomendable venir vacunado de hepatitis A y B, tétanos, tifus así como tomar profilaxis contra la malaria, que tiene carácter endémico en Senegal. No obstante, lo más efectivo contra la malaria es la prevención. No olvides traer repelente de mosquitos extra fuerte (como Relec o Mosi Guard) y una buena mosquitera (los mosquitos que transmiten la malaria son los que pican entre las 22:00 y las 5:00 de la mañana así que la mosquitera es clave). Por si te sirve, yo compré mi mosquitera en No+Mosquitos.
- Seguro de viaje: yo no lo tuve que utilizar y doy gracias por ello, pero cuando se viaja a este tipo de países es imprescindible venir asegurado. No intentes ahorrar en esto, tu salud importa. Recomiendo el seguro de viajes que ofrece World Nomads.
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Protección solar factor de factor alto.
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Botiquín básico (incluyendo analgésicos, anti-diarréicos, crema antibacterias, etc).
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Toallitas húmedas (otra buena idea es llevar siempre un poco de papel higiénico en el bolsillo.)
- Ropa:
Ropa cómoda y ligera, a poder ser clara para no atraer a los mosquitos. Se puede ir en manga corta, pero yo personalmente evitaría ir en shorts o falda corta por respeto a la cultura local (y evitar ciertas miradas). Ten en cuenta que tendrás que lavar a mano tu ropa así que trae lo menos posible y prendas que se sequen rápido.
- Zapatos o sandalias cómodas (tipo trekking).
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Bañador, biquini 🙂
- Otros objetos
- Sombrero y gafas de sol
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Linterna (siempre es útil ya que hay apagones de vez en cuando y la iluminación es escasa en algunos lugares). Recomiendo las linternas frontales que se colocan en la cabeza.
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Móvil libre (para poder ponerle una tarjeta de Senegal y estar comunicado).
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Guía de viajes de Senegal
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Cámara de fotos.
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Si quieres y puedes, una buena idea es llevar algo de ropa infantil y material escolar para repartir a niños que conozcas aquí. Ten en cuenta que mucho del material que para nosotros es básico, es todo un lujo en Senegal.
Qué visitar
DAKAR
La belleza de la capital de Senegal no se encuentra en su arquitectura, sus calles llenas de polvo o sus carreteras colapsadas por el tráfico, sino en su ambiente y su dicharachera gente. Sus sonrientes lugareños desfilan por la ciudad con vestimentas llamativas dando lugar a una explosión de color andante. Pero, aunque merezca la pena visitarlo alguna vez y perderse en sus mercados, el centro de Dakar no es lugar ideal para pasear relajadamente. En mi experiencia, lo mejor de Dakar está en los barrios de la periferia, como N’gor y Yoff.
NGOR
Cuando visité Senegal, me alojé casi todo el tiempo en N’gor, un pequeño pueblo de pescadores a las afueras con un ambiente mucho más relajado que el del centro de la capital. Me quedé en una habitación en una pensión, muy cerca de la playa. No recuerdo cuánto costaba, pero sí que era muy barata y estaba bien. Se llamaba Chez Soukey. No la he encontrado en internet pero, si viajas a Dakar, puedes ir a N’gor y preguntar allí por esa pensión.
La playa de N’gor está relativamente limpia y es bastante local. Suele estar llena de jóvenes tocando el djembe, sendedores ambulantes y familias haciendo picnic. Por 500 CFA también se puede ir a la Isla de N’gor, que está a un corto trayecto en piragua desde la playa de N’gor y que es algo más turística y tranquila.
YOFF
Yoff es un distrito islámico al norte de Dakar con un ambiente muy diferente al de la capital. Es una zona dominada por los Layen con un autogobierno independiente de Dakar. En este pueblo, donde rige la tradición islámica, está prohibido beber alcohol, fumar y es necesario vestir ropa que cubra todo el cuerpo. Además del Mausoleo Layen, un importante lugar de peregrinación, vale la pena pasear por la playa que, aunque al servir como vertedero de pescado no es el lugar perfecto para darse un chapuzón, es un buen paraje para contemplar escenas del Dakar de verdad.

Aunque no sea el mejor lugar para un chapuzón, te gustará la playa de Yoff y las escenas del Dakar de verdad.
LES ALMADIES
Les Almadies es el barrio más elegante de la alta sociedad de Dakar.
En este distrito se encuentran los chalets de lujo, los grandes hoteles y algunas playas privadas (como la de la imagen). Allí también se puede visitar el Pointe des Almadies, que se dice que es el punto más occidental del continente africano (sin contar con Cabo Verde).
LA GOREE

Miles de esclavos africanos dejaron el continente por última vez a través de esta puerta: “la puerta de no retorno“.
Una visita imprescindible es la Isla de la Gorée, a 20 minutos en ferry desde el puerto de Dakar y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1978. Si Dakar es todo ruido, tráfico y humo, La Goree, sin coches ni calles asfaltadas, es toda calma y paz. No obstante, aunque hoy día sea un lugar encantador, La Goree tiene un pasado aterrador: fue la isla desde la que, durante cuatro siglos, miles de esclavos partieron hacia EE.UU., Brasil y el Caribe.
La Gorée quedará para la historia como un memorial a la barbarie y a la explotación humana que se materializa en la Maison des Esclaves (La Casa de los Esclavos), un edificio colonial de color rosáceo reconvertido en un museo que simboliza el horror de la esclavitud. En este inmueble, cientos de esclavos, encadenados y hacinados en minúsculas celdas, aguardaban hasta la llegada del buque que los transportaría hacia un viaje sin retorno a las Américas.
Para saber más sobre La Goree y la trata de esclavos africanos, puedes leer este artículo.
Pero, además de la Casa de los Esclavos, la Isla de la Goree, tiene tantos lugares para visitar como para llenar todo un día. Además de restaurantes, arquitectura colonial con aires mediterráneos y una tranquila y apacible playa, hay exposiciones de arte al aire libre donde se pueden adquirir coloridas pinturas africanas.
SAINT LOUIS
Saint Louis, la primera colonia francesa en el continente, es una de las ciudades más fascinantes de Senegal. A 260 km de Dakar, el corazón de esta vieja ciudad colonial está situado en una isla estrecha en el río Senegal conectada al resto de la ciudad por el puente de Pont Faidherbe.
Fundada en 1659, Saint Louis fue la capital de Senegal desde 1872 hasta 1957. Muchos de los edificios mantienen su carácter antiguo de influencia colonial, con muchos edificios de vivos colores. La isla fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
MBOUR
Otro destino que no hay que perderse es Mbour. Ciudad conocida sobre todo por su mercado de pescado. En su playa, cientos de piraguas se hacen a la mar cada día. A la caída del sol, regresan cargadas de mercancía que destripan y despachan en el espectacular y ligeramente nauseabundo mercado que se forma directamente en la orilla de la playa.
Además, en la playa de Mbour se disfrutan de atardeceres impresionantes como el de la siguiente foto. Cuando cae el sol, la playa se llena de gente y de jóvenes jugando al fútbol.
JOAL FADIOUTH
A unos 30 minutos de Mbour se encuentra Joal y Fadiouth, dos ciudades hermanas en la que musulmanes y cristianos conviven en armonía enorgullecidos de su tolerancia religiosa La peculiaridad de Fadiouth es que es una isla artificial formada íntegramente por conchas y comunicada con Joal por un puente de madera. En su cementerio descansan en paz musulmanes y cristianos.
LAGO ROSA (LAKE RETBA)
A menos de una hora de Dakar se encuentra un lago poco común, el Lake Retba (o Lac Rosé).. El lago toma su nombre del color rosáceo de sus aguas, que adquieren esta tonalidad debido a la Dunaliella salina, un alga que produce un pigmento rojo para absorber la luz del sol. El alto nivel de salinidad permite que las personas floten con facilidad, como sucede en el Mar Muerto. Como la bacteria es completamente inofensiva, es posible darse un chapuzón en estas aguas rosadas.
Cómo desplazarse
A la hora de moverte por Senegal es cuando realmente te darás cuenta de que estás en África. Y es que desplazarse en Senegal puede ser una auténtica tortura debido al mal estado de las carreteras, a los viejos coches sin aire acondicionado y, aún peor, a la ausencia de horarios. Esto quiere decir que hasta que todas las plazas con las que cuente el vehículo se ocupen, no se parte (y puede significar horas y horas de espera hasta que lleguen más pasajeros).
Para ir de una ciudad a otra, el medio de transporte por excelencia es el sept-place: destartalados Peugeots 504 con tres filas de asientos y capacidad para 7 pasajeros. Se toman desde la gare (estación) y suelen tener precios fijos dependiendo del destino. El que llegue primero puede colocarse delante junto al asiento del conductor, mientras que los últimos que lleguen tendrán que apretujarse detrás. El sept place es la forma más popular y rápida de viajar por Senegal y, sin duda, toda una experiencia para el viajero.
Para desplazarse por la ciudad se puede ir en autobús (con el inconveniente de que hay paradas prácticamente cada 30 metros, por lo que los viajes se hacen interminables) o en taxi. Antes de coger un taxi, hay que negociar y regatear el precio con el conductor. Lo mejor es preguntar a un local cuál sería el precio justo para el trayecto en cuestión y luego aprender a regatear con los taxistas senegaleses. Aunque al principio te de cosilla, al final te acostumbrarás e incluso te parecerá divertido.
Consejo: Si no consigues el precio que quieres, puedes decir que no al taxista de turno y seguir andando. Hay muchísimos taxistas en Dakar así que enseguida estarás hablando con otro y repitiendo el ritual. Muchas veces, el taxista al que has dicho que no porque no estabas de acuerdo con el precio, irá detrás tuya y finalmente aceptará el precio que habías pedido primero. En este país, ¡todo es una pequeña aventura!
Sexo y turismo sexual
Aunque sea un país de mayoría musulmana, la energía sexual está desatada en Senegal: se huele, se siente y,lamentablemente, también se puede comprar. No es poco común toparse en Dakar con maduritas europeas de la mano de hombres senegaleses, mucho más jóvenes y más guapos (y el caso contrario también). Y es que el 40% de paro, empuja a muchas personas a vender su cuerpo a cambio de esperanzas de una vida mejor.
Por otra parte, aunque no necesariamente busquen tu dinero, si eres blanco (especialmente, si eres mujer blanca) tendrás que acostumbrarte a ser el centro de atención: todo el mundo querrá hablar contigo. Sin embargo, al menos en mi experiencia, nunca me sentí acosada. He viajado a otros lugares donde sí me he sentido violentada por el tipo de mirada o los comentarios. En cambio en Senegal, aunque casi siempre tenía a alguien a mi alrededor hablándome, no lo sentí como una invasión, sino como interés genuino.
Si eres mujer, llamarás la atención y la gente (hombres en particular) se acercarán a ti todo el rato. Muchos te harán piropos, alguno más atrevido te hará alguna proposición… Si te molesta, simplemente di “no, merci“ y sonríe, sonríe todo el tiempo y tómatelo todo a risa. Es esencial venir preparado para tomárselo todo medio en broma y reírse mucho.
Más inspiración
Si te pica la curiosidad y quieres saber más sobre Senegal, lo mejor es sumergirte desde ya en cultura senegalesa. Aquí unas cuantas recomendaciones mías para escuchar, ver, leer y sentir.
- Música
Me considero una gran fan de la música africana y antes, durante y después del viaje me empapé de música de Senegal, que es otro de los pilares del país y su cultura. Te dejo unas cuentas recomendaciones para que empieces a viajar a través de su música:
Youssou N’dour (internacionalmente conocido por su dueto “7 seconds“ con Neneh Cherry, es la super estrella de la música senegalesa)
Ismael Lo (para saber más sobre este cantante, lee este artículo)
Orchestra Baobab (afrocubano, a esta banda la pude ver en directo en Dakar… ¡Magníficos!)
- Movies
– Princesa de África (Juan Laguna, 2008) – es la historia de dos sueños: el de Marem, una niña de catorce años, de emigrar a Europa; y el de Sonia Sampayo, una bailarina española atraída por la magia de África. A las dos las une Pap Ndiaye, padre de Marem y marido de Sonia. Ni África es como Sonia soñaba (Pap Ndiaye tiene dos mujeres más); ni Europa es como Marem soñaba (no hay niños en las calles y también hay pobreza). La película, basada en la vida real de Sonia Sampayo, es una delicia y está disponible para ver online en Filmin. Sonia Sampayo también es autora del libro Princesa de África, una autobiografía.
- La Pirogue (Moussa Touré, 2012) ambientada en una aldea de pescadores en los suburbios de Dakar, donde se lanzan al mar muchísimas piraguas a un viaje, con frecuencia mortal, con destino a las Islas Canarias.
Algunas frases útiles en Wolof
Si sabes francés, no tendrás ningún problema para comunicarte pero si no, recuerda que el lenguaje universal en Senegal es la sonrisa. Además, debes aprender unas cuantas expresiones en árabe y wolof que escucharás todo el rato y que harán tu vida más fácil.
Salaam Aleikum (y su respuesta Aleikum Saalam) > “que la paz esté contigo“ es el saludo de los países musulmanes.
Nan ga deff? > “¿cómo estás?“, lo oirás a todas horas. Tendrás que responder: Mahn gii fii > ‘estoy aquí“
Jarrejeff > Gracias
Nookobokk > De nada
Amul solo > No pasa nada (no hay problema)
Wow wow > Sí
Ded ett > No
Ded ett, merci > No, gracias.
Alham doulilah > Gracias a Allah
Insh ́allah > Si Allah quiere
Degguma Wolof > No hablo Wolof
Para concluir…
La llamada “Puerta de África” tal vez no sea el lugar más bello del mundo, ni tampoco un destino de vacaciones lleno de comodidades, pero lo tiene todo para ser en su conjunto un viaje bonito y de los que dejan huella. Senegal se define por sus pequeños detalles: por sus baobabs, por la teranga (la hospitalidad de su gente) y por las sonrisas de los niños que encontrarás en tu camino y que, no solamente no se asustan ante la gente de diferente color, sino que les encanta jugar y hacerse fotos con los toubabs (blancos). Te cautivarán las coloridas piraguas de los pescadores, los llamativos vestidos de las mujeres, el sonido del djembe, las noches de baile infinitas, los míticos sept-places (y todas las historias que te sucederán cuando te subas a uno) y los eternos atardeceres africanos.
Para mí fue sin duda uno de los viajes más significativos y uno de los países a los que más cariño le guardo. Recuerdo que allí conocí a un amigo que entonces de quejaba de lo difícil que era la vida en Senegal. Se quejaba de que no tenía trabajo y de que, cuando lo conseguía, solo le daba para malvivir. Se lamentaba de que no tenía dinero para sacarse el carnet de conducir y soñaba con poder comprarse una guitarra algún día. Hace poco hablé con él por Skype y me contó que se casó con una chica europea y ahora vive en Bélgica. Sin embargo, cada vez que hablamos, me cuenta que echa de menos Senegal, que en Europa hace frío y la gente no parece feliz. Que esto no es como Senegal y que ya sueña con volver. La verdad, yo puedo entender por qué.